Residencial l’Ordit

Concurso. 30 viviendas en Palma de Mallorca

Buscamos el diseño de un edificio siguiendo el modelo de la arquitectura bioclimática, con baja huella ecológica, pero también de rápida ejecución para que las viviendas estuvieran disponibles en el menor tiempo posible.

Concluimos que un modelo híbrido entre los sistemas constructivos locales y los de fabricación en taller mejora los plazos de ejecución propuestos, consiguiendo un balance entre la relación productiva del suelo, la rapidez, la garantía y solidez constructiva, conservando una baja producción de CO2. Todo ello respondía al enunciado básico del concurso, dar respuesta a la emergencia habitacional y la emergencia climática que sufren las Islas Baleares.

Nuestra prioridad fue simplificar capas, los elementos portantes y la compartimentación se resuelven mediante contralaminados de madera (paneles de CLT) y los azulejos cerámicos se usarían puntual y estratégicamente para la aumentar la ganancia térmica y ocultar instalaciones en las zonas húmedas, dejando el resto de paredes con el propio sistema constructivo, la madera.

Implantación

La parcela se ubica frente a una plaza resultante de la recuperación urbana del recinto industrial textil (Can Ribas), el volumen del edificio resultante se relaciona en forma y dimensión con la tipología industrial, pero siendo una sucesión de llenos y vacíos que corresponden alternativamente a los espacios de día y noche de las viviendas.

Los vacíos son espacios abiertos y pasantes que atraviesan el volumen principal, conectando el espacio común de la parcela y el espacio público a través de los espacios privados de las viviendas.

Se genera una urdimbre (Ordit en catalán), entre el espacio común del edificio y el espacio público de la plaza, donde el edificio termina de unir la trama entre estos dos espacios.

El edificio

El edificio es un volumen longitudinal con sus fachadas principales orientadas a Este (hacia la plaza) y al Oeste (hacia el interior de la parcela). Se articula en base a un módulo tipo que consigue un espacio interior transversal diáfano que se abre completamente a ambos lados para aprovechar al máximo el soleamiento, las visuales y la ventilación cruzada.

Las terrazas se disponen en los dos extremos del espacio transversal para prolongar el espacio privado y generar un filtro que module la relación público-privada en función de las necesidades y preferencias de los usuarios.

Desde el estudio de arquitectura buscamos que estos espacios tuvieran el potencial de convertirse en espacios de relación y reunión comunitaria: aparcamiento de bicicleta, zonas de ajardinadas, terrazas privadas o compartidas con vecinos, mediante las celosías móviles y celosías vegetales que proporcionen intimidad y frescor.

El módulo

Al diseñar un único módulo que contiene los dos tipos de vivienda (de 1 y de 2 dormitorios) mediante su repetición se resuelve de una manera muy sencilla prácticamente la totalidad del proyecto, simplificando su construcción.

El módulo se organiza en dos tipos de núcleos cerrados y compartimentados que distribuyen todas las instalaciones. Uno contiene las cocinas y la habitación del tipo individual y el baño, el otro núcleo contiene las dos habitaciones y el baño.

El espacio entre los dos núcleos queda libre de instalaciones, diáfano y completamente pasante, con largas visuales, versatilidad del espacio, buena iluminación y soleamiento, proporcionando una gran calidad espacial.

En los extremos del espacio vacío se sitúan las terrazas que modulan la relación con el espacio público. Este espacio libre proporciona la posibilidad de múltiples configuraciones con la mínima intervención, adaptándose a los usuarios y su evolución a lo largo del día, del año y de su vida.