Intervenir en el puerto de Alicante, más aún en la bocana de acceso a su marina, es un acto que no puede eludir las fuertes implicaciones sociales y cultural que esto implica. Muchas han sido las discusiones y debates sobre cómo la ciudad de Alicante debía formalizar su imagen a través de un hito que conectara los muelles de levante y poniente. En este sentido, la propuesta asume en todo momento la responsabilidad de darle algo a Alicante a cambio de ocupar esta privilegiada localización. Así, el diseño arquitectónico busca convertirse en una especie de micro monumento celebrativo de la vida pasada, presente y futura en el mar y en el puerto.
Esta celebración será tanto simbólica como gastronómica. La carta se diseñará del mismo modo que su arquitectura: según el binomio tierra / mar, siendo una fusión entre ambos. Esto contribuirá no sólo a la sostenibilidad cultural y económica -MARCA ALICANTE- sino que contribuirá muy positivamente a su sostenibilidad medioambiental: el 90% de nuestros productos serán de kilómetro 0 o de cercanía, comprados a productores locales en sintonía con esta filosofía.
Por una parte, y desde un punto de vista simbólico, su forma cúbica exterior hace referencia a una manera dominante de construir en tierra portuaria. Por otra, su estructura triangulada de tubos metálicos y sus fachadas e interiores de maromas hacen referencia a la manera dominante de construir sobre el agua; aunque también su característica triangulación puede aludir a la primera letra de nuestra ciudad. Todo este mundo de referencias a la vida marítima y portuaria de Alicante pretenden convertir esta nueva instalación, así pues, en una especie de condensador de IDENTIDAD.
Al igual que el Mediterráneo, el mar -figurado en sus mástiles, cuerdas, velas, etc.- queda dentro… de una tierra figurada en forma de cubo.
La planta baja, con una altura libre de 4m, se concibe como un lugar dinámico, abierto y conectado con las zonas exteriores y destinado a usos más informales. Siguiendo la tipología de mercado, la forma trapezoidal de sus barras permitirá la organización de distintos puestos temáticos donde el producto local será el protagonista: desde el clásico puesto de helados alicantinos hasta los embutidos artesanos de Xaló, pasando por los salazones de almadraba o platos con una marcada identidad provincial como el figatell, la coca amb toninya o el aspencat de verduras.
Por su parte, la planta primera, cerrada, aclimatada y con una altura libre de 3m, es el espacio más versátil: desde restaurante al uso hasta pequeña sala de conferencias, reuniones, congresos…
Por último, la planta de cubierta, abierta en sus cuatro lados, sería la destinada a terraza. Concebida como un espacio de retiro, será el lugar donde la clientela pueda gozar desde cócteles a bebidas espirituosas rodeados de unas vistas privilegiadas.
En definitiva, tres ambientes diferentes que pueden convivir de manera simultánea e independiente cubriendo, así, el deseado 24/7.
2022
Alicante
eneseis Arquitectura (Daniel Solbes, José Luis Durán) y PLAY Studio (Jose M López, Iván Capdevilla)
386,89 m²